No era una subasta de bienes,
era una vida.
O lo había sido.
Supongo que ahora, rota por los juegos de la suerte
empachada de insatisfacción y de derrota
ya no era tanto una vida sino tal vez una convalecencia.
Me pregunto cuántas otras heridas sigilosas
se gritan en procedimiento administrativo.
Llega el Día de la Ciencia en la Calle de 2025
Hace 5 horas
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