viernes, 30 de mayo de 2008

Úteros con zapatos de tacón

Las calles están llenas de mujeres atrapadas en sus propios zapatos. Mujeres bonitas y feas, altas, bajas, flacas, gordas, rubias, negras, morenas, blancas, mujeres anoréxicas, mujeres violadas, mujeres maltratadas, mujeres deprimidas, acomplejadas, teñidas, operadas, preñadas, casadas, divorciadas, viudas, mujeres desempleadas, despedidas, histerectomizadas, vírgenes, con uñas postizas, con madres en casa. Mujeres que serán juzgadas por sus medidas. Mujeres que serán juzgadas por lo que ha entrado o salido de su coño. Mujeres que serán juzgadas por lo que saben cocinar y el blanco roto hielo hueso crema o marfil de su vestido de novia.

Son cientos, miles, millones de mujeres, todas tan idénticamente diferentes, todas asustadas de algo, todas hijas de padres, todas futuras esposas madres abuelas. Úteros con zapatos de tacón.

Viven atrapadas en sus propios zapatos. Con los tobillos aprisionados entre lazos de cuero, los deditos de uñas perfectas y pintadas asomando por un agujero diminuto en verano y apretujados en invierno por una puntera unidimensional, la planta bien curvada sobre una suela hostilmente estrecha, de puntillas forzando una altura imposible, el empeine a punto de ceder hacia fuera por un exceso de convexidad, el tendón bien contraído para que progresivamente pierda toda elasticidad impidiendo irreversiblemente adoptar una postura liberada algún día, y un perfecto apoyo en total desequilibrio que hace temblar la pierna entera cada vez que el pie se posa con su patética y fingida firmeza, que se delata a sí misma, sobre el suelo.

Mujeres atrapadas en sus propios zapatos sin poder apresurarse, sin poder correr, sin poder saltar o siquiera bajar un escalón sin que las cojan de la mano. Sin poder huir del violador. Condenadas a perder siempre el autobús y a hacer catastróficas y estereotipadas maniobras de aparcamiento. Mujer tenía que ser.

Dicen que la empatía es caminar con los zapatos del otro. Pero ni las mismas mujeres caben en sus propios zapatos.

La costilla de Adán. La tentación de Cristo. Las brujas quemadas. La A escarlata. Las monjas de clausura. Las mantenidas. Los vientres secos. Las solteronas. Las concubinas. Las madres solteras. Las ninfómanas. Las malas conductoras. Las "otras". Las histéricas. Las de la reducción de jornada y el permiso de maternidad. Las del 016. Las que se ponen zapatos para estar quietas.

jueves, 29 de mayo de 2008

Mis versos caprichosos


Mis versos comen de tu mano

si les das,
van a dormir a tu regazo
cuando pueden,
bostezan perezosos cuando están contigo
son gatitos inconsolables tras tu puerta.

Mis versos tienen el capricho de ti
como yo a veces,
te rondan
cursivos
abruptos
encabritados como caballos.

Mis versos no me pertenecen.
Yo sólo les abro la puerta
cuando llaman
como tú a mí.

miércoles, 28 de mayo de 2008

La soledad de Lucy


Hoy te he visto por el agua de las calles,

reflejado en tus pupilas infinitas
había miedo,
el hambre atenazándote el abdomen
y tú huyendo entre los coches de ti mismo.

Representas a los hijos de la tierra,
para mí tú eres mi hermano y mi respuesta,
igual de solos tú y yo y abandonados
a la suerte de la vida,
yo presa de mi conciencia y tú
atrapado entre los hombres.

Puedo sentir a través de la historia
un horror atávico y salvaje,
es la soledad de Lucy
cuando se irguió ante el mundo y el destino
tan terrible de matar a sus hermanos.

Y yo sola me lamo mis heridas,
como tú,
apretando las manos hoy vacías
en donde he visto morir a tantos de los tuyos,
hijos de nadie,
que si los contara perdería un corazón por cada uno
y moriría yo también y varias veces.

lunes, 26 de mayo de 2008

El abrazo profundo


Un abrazo es profundo cuando sale de profundos sentimientos y su explicación está más allá de lo consciente. Cuando se desata de repente sin dejar que el decoro lo contenga, y hace arder la piel que toca provocando un dolor desagradable. Un abrazo es profundo cuando rompe la vergüenza de enfrentarlo, cuando arranca la ropa que le estorba en su camino y se deshace en caricias innombrables, sin sentido, sin medida. Un abrazo es profundo cuando embiste al enemigo y lo precipita al suelo herido de ganas y muerto de hambre, y después lo muerde y lo aprieta y lo desgarra y lo retiene con la ansiedad de un condenado. Un abrazo es profundo cuando atraviesa el corazón de quien lo sufre como una flecha atraviesa una diana. Cuando llega más allá de todo lo que importa y se vuelve insultantemente eterno, descaradamente sucio, y violentamente estrecho, un abrazo es profundo.

Tu mundo mejor


Me cautiva tu irreverencia inocente,

ésa con la que vas por las calles
saltando escalones y acariciando los árboles.

Me hipnotiza tu cadencia constante
en perfecto equilibrio sobre el caos de esta vida
y la nostalgia insidiosa de vidas mejores.

Soy adicto a tu sonrisa perenne,
a tus ganas,
a tu mundo mejor tan cerca del mío
pero inalcanzable.

domingo, 25 de mayo de 2008

Miedo


Siempre vivo con el miedo a ser capturada.

Capturada por un aullido nocturno
que me desvele,
por una imagen terrible que se me grabe a fuego en la retina,
por un dolor ajeno que se haga propio
o peor,
un dolor propio que se haga ajeno.

Y para vencer al miedo escucho menos
miro menos
siento menos
y comparto menos.

Y cuanto menos soy
más espacio tengo en mí para alojar el miedo.

viernes, 23 de mayo de 2008

Como la sal a la carne

De todas las cosas que nunca olvidaré hay una que me gusta contar. Un mediodía a solas con mi padre, que no solía haber muchos, yo era adolescente y él hizo la comida. Tortilla de patata. Bueno, somos españoles, y él era un hombre de todas las guerras y postguerras del siglo XX, así que eligió bien. Acostumbrada como estaba a que siempre cocinase mi madre se me hizo muy extraño ver a mi padre cocinando para mí. Recuerdo a la perfección esa sensación enrarecida de incomodidad familiar, como si el hombre que me crió fuera un desconocido simplemente porque faltaba algún elemento habitual en el cuadro. La tortilla salió buenísima y así se lo dije, él se quejó y casi se enfadó porque se le había olvidado echar la sal, y yo le quité importancia. No me permitió esa concesión. “Importa mucho. Voy a contarte una historia”.

Y entonces me narró un cuento popular de un hombre rico que tenía tres hijas y quería saber cuál era la que más le amaba para dejarle a ella toda su herencia. La mayor le dijo: “Padre, yo le quiero como al mar y la tierra”, y el padre quedó muy satisfecho con esa respuesta. La mediana le dijo: “Padre, yo le quiero como al sol y las estrellas”, y el padre quedó más satisfecho aún de esa respuesta. La pequeña le dijo: “Padre, yo le quiero como la sal a la carne”, y el padre quedó tan decepcionado de esa respuesta pequeña y mundana que pidió a su hija menor que se marchase y no volviera. Así que decidió dejar su herencia a las dos hermanas mayores. Unos años más tarde el hombre rico fue a un asador de gran fama, pero le sirvieron una cena tan vulgar, mediocre e insípida que no pudo menos que llamar al servicio de cocina para protestar. Fue considerable su sorpresa cuando vio que la cocinera era la hija pequeña a la que años antes había echado de casa, que le explicó que si su cena era tan decepcionante era porque no le había echado sal.

Todavía hoy, cuando mi padre ya no está, mi adolescencia queda muy lejos y aún no sé hacer una tortilla de patata decente, pienso en esa historia que me regaló mi padre y en cuál es la mejor manera de querer a alguien. Como la sal a la carne.

jueves, 22 de mayo de 2008

La distancia es elástica


La distancia es elástica.

A tu lado estoy lejos de ti
y las palabras se vuelven distancia,

pero cuando la distancia se vuelve palabras
entonces, a mil kilómetros, te siento.

martes, 20 de mayo de 2008

Rendirse

En momentos como éste es cuando me apetece rendirme. Pero rendirme a lo grande, nada de medias tintas, de lagrimillas desteñidas, de palabras entrecortadas. Rendirme del todo, sentarme en el suelo y perder la mirada, las ganas y el tiempo, sufrir una apnea de pura quietud, olvidarme de parpadear y que se me sequen los ojos hasta que se me nuble la vista, total, para lo que hay que ver, rendirme enterita, de manera absoluta, sin opción de enmendarme, abandonarlo todo y no recuperarlo nunca ni que me importe. Rendirme de verdad. Pero no puedo. Maldita fortaleza endémica, ¿dónde te habré pillado?

Nítido


Eres sincero como los brazos de un niño,

tan nítido que dueles.

Como cuando el sol se pone y siempre
encuentra el mismo mar
así me pongo yo en ti,
sabiendo que te ofrecerás claro y constante
como mis propios labios.

En el mundo vivo y por el mundo paso
y él pasa por mí
y todo cuando arrastro o recojo
en ti lo miro y lo comparo.

Eres alto cuando miras y claro cuando hablas
y por eso acudo a ti
que eres espejo para verme
y cristal para ver el mundo.

lunes, 19 de mayo de 2008

Mejor que nadie

Si te grité al viento no fue para olvidarte
sino para que volaras para siempre
y te propagaras por la tierra.

Si te escribí en la arena no fue para borrarte
sino para darte al mar y que con cada ola
resonaras.

Me acusas de no quererte
pero te quise mejor que nadie.

Un instante más

Necesito un instante más para terminar de ver tus manos
infinitas en su quehacer,

para oír toda tu risa
que siempre se alarga un poco más que mi constancia,

un segundo más para quererte
y comprenderte entero.

Porque me quieres erguida y alta

Porque me quieres erguida y alta te quiero yo a ti
desde mi altura
frente a frente.

Porque me esperas igual y semejante te espero yo a ti
en mi paso detenido
y en mi andar constante.

Porque me entiendes, me acaricias y me alientas
y sobre todo me reflejas,
te entiendo, te acaricio, te aliento
y te reflejo yo a ti.

sábado, 17 de mayo de 2008

Para volver a empezar


Me gusta lo sencillo
que es coser un hilo
a la realidad
e ir tirando de él hasta encontrar

una margarita con un número impar de pétalos
para que salga que sí,

y el botón que había perdido para abrochar
la caja de la nostalgia,

y la cuarta hoja de un trébol

y una pulsera de la amistad.

Y cuando lo haya encontrado
volver a tirarlo todo
para volver a empezar.

Si crees que no entendí

No todos los ojos que lloran se humedecen,
algunos miran en silencio cuando duelen
y lloran hacia dentro.

Puede haber lágrimas sin ojos,
son ésas que se quedan en el pecho y secan tarde.

Yo no lloro,
a mí me lloran los silencios.

Si crees que no entendí no entiendes tú.

Tesknota

Cuántas palabras hacen falta para contener la ausencia
enorme e impenetrable que me acecha.

¿Cabe tu ausencia en mi nostalgia?
¿Cabe tu falta en mi extrañeza?

Quizá el lenguaje nunca es suficiente
y todas las palabras del mundo no me alcancen.

Puedo estar aquí esperando
completamente sola entre la multitud que me rodea
marchitándome de tristeza por tu falta
y maldiciendo este idioma que no basta.

Puedo mantenerme al margen
contemplando el discurso lejano de los que tienen palabras,
'tesknota', 'añoranza', 'morrinha'...

y rogar, a quién no sé, que me dé alas.

viernes, 16 de mayo de 2008

Ratos muertos


Vamos a resucitar los ratos muertos
que accidentamente completan la vida.

 
Creative Commons License
Palabras de Lilith by Eva Torices 2008 is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License.