Eres sincero como los brazos de un niño,
tan nítido que dueles.
Como cuando el sol se pone y siempre
encuentra el mismo mar
así me pongo yo en ti,
sabiendo que te ofrecerás claro y constante
como mis propios labios.
En el mundo vivo y por el mundo paso
y él pasa por mí
y todo cuando arrastro o recojo
en ti lo miro y lo comparo.
Eres alto cuando miras y claro cuando hablas
y por eso acudo a ti
que eres espejo para verme
y cristal para ver el mundo.
martes, 20 de mayo de 2008
Nítido
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