Mis versos comen de tu mano
si les das,
van a dormir a tu regazo
cuando pueden,
bostezan perezosos cuando están contigo
son gatitos inconsolables tras tu puerta.
Mis versos tienen el capricho de ti
como yo a veces,
te rondan
cursivos
abruptos
encabritados como caballos.
Mis versos no me pertenecen.
Yo sólo les abro la puerta
cuando llaman
como tú a mí.
jueves, 29 de mayo de 2008
Mis versos caprichosos
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