Mis dedos pecan sólo con pensarte
y desesperan en mi prisión de sin ti y desaparecen
porque no pueden ser dedos si no pueden tocarte.
Mis ojos atraviesan los barrotes de sin ti para encontrarte
adivinan tu silueta asomar detrás de lo invisible
te leen palpando con las pestañas los átomos del aire.
Mi corazón late al ritmo inaudible de tu sangre
cuando descanso en mi celda de sin ti y sueño
que toda la vida y un día termina al reencontrarte.
(ésta también es para ti, porque cualquier lugar donde faltes
es una cárcel)
miércoles, 7 de enero de 2009
En mi prisión de sin ti
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3 comentarios:
Hay ausencias imperdonables, Lilith... pero también el las cárceles hay rincones y paredes donde reinventar, rehacer y reescribir la historia...
Gracias por tus buenos deseos para el libro de Comiendo Pelos, ya te contaré su puesta en sociedad...
Besos.
Y la poesía es la herramienta que derruye tenaz y bellamente las prisiones que levanta la ausencia.
Me ha gustado mucho el poema.
Joder, me gustaría, si se me permite decirlo, ser la segunda persona de esos versos.
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