Otro año más
y nada.
Llamo a la puerta
con las pestañas doblegadas de recuerdos
y la paz se sobresalta
(el umbral ha visto muchas idas
no esperaba una llegada).
Viene a recibirme el miedo.
Me abraza, me coge de la mano.
Nos conocemos.
Entro, y la esperanza inalterable
en su diván de indiferencia
me olvida para siempre.
Al final del pasillo están las escaleras
la oscuridad rechina
la resentida alfombra cenicienta
se burla de mi vuelta.
Mientras subo tiemblo
el frío no ha cambiado.
Me espera en cada esquina rancia
sucia de demonios viejos.
Al llegar arriba no hay más puertas
no hay opciones
sólo un tragaluz hambriento y hueco
y tres metros de altura que lo separan del suelo
un calendario amarillento en blanco
otro año más
y nada.
Battleships: un solitario como pasatiempo lógico
Hace 7 horas
5 comentarios:
Nos quedará esperar otro más el año siguiente, y así el derecho a madurar seguirá siendo nuestro...
Abrazos....
Los miedos persisten a pesar de los años, pero la palabra como un exorcismo, a veces, funciona...
Abrazo
Marian
Los calendarios se amarillean por el vapor del miedo que acaba por vencerlos: tan solo debemos enfrentarlo y advertirle arduamente que preferimos la luz del blanco absoluto, para así poder pintar en cada mes con los colores que nos inste nuestro más profundo yo. Nada más (y nada menos).
Precioso texto, abrazos de septiembre.
Otro año más,
y nada.
Cuánto resortes mueven esas breves palabras. Esa nada me parece inmesa.
Un besico fuerte y gracias por pasar.
Precisosa forma de describir la entrada de esta nueva estacion, echo de menos el veranito...
besotes de esta peke.
pd. te espero por mi rincon con una taza de cafe, si gustas...
Publicar un comentario