Me gusta pasear en silencio por mis casas provisionales
jugando a ser muñeca expuesta
y en la incomunicación de la nostalgia
hacer memoria.
Recordar el largo transitar de suelos que he pisado
y me han cambiado los pasos.
Volver a asomarme a las ventanas que cambiaron mi mirada
mientras yo, ingenua,
pensaba que eran sólo de una dirección.
Extrañar lo feliz que me dormía en esas camas curtidas
que canjeaban mis sueños cumplidos por sueños a medias
haciendo que nunca descansara.
Y presentir que siempre habrá otra casa
que me dará la bienvenida,
desconocida que se convertirá en hogar prestado,
y yo entraré asustada por si el felpudo
(que es experto en pisadas)
nota que las mías titubean.
viernes, 19 de septiembre de 2008
Casas provisionales
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3 comentarios:
Estimada Lilith:
Un post muy bueno. Y una prosa poética fascinante.
Volveré periódicamente.
Gracias también por tu visita al mío.
Un abrazo.
Cada dirección que se ve por la ventana tiene dos sentidos, que a su vez son opuestos y, encima y como mínimo, tridimensionales,,, Cuánto se puede abrir todo: ¿la vida es un abanico?
Me ha gustado mucho, Lilith. Tus palabras y las que encierra (o libera, según se mire -otra vez). Matemática pura, sí señor.
siempre extraño mi casa, mi felpudo, mis almohadas....ahora siento siempre que mi casa infantil es una casa prestada, provisional...y no me gusta esa sensación de que hayan sacado de allí casi todo lo que fue mio...que ahora parezca una pieza para guardar cachureos y que de vez en cuando yo llegué a ponerle un poquito de vida... no me gusta, no me gusta..
Saludos!
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